Abstract
Los seres humanos nos sentimos atraídos naturalmente por todo aquello que ofrece a nuestra mirada la ruidosa fascinación del brillo; nos cuesta, en cambio, captar la silenciosa fecundidad de lo que es valioso en sí mismo y cuyo resplandor no se vislumbra con frecuencia a simple vista. A esta ley no escapan tampoco nuestros "gustos" y preferencias intelectuales. Lamentablemente, siempre han existido, y seguirán existiendo, autores que sencillamente "están de moda" y que, por tanto, suenan y resuenan hasta la saciedad, la mayoría de las veces de manera acrítica, esto es, sin que su pensamiento y obra se sometan a un análisis riguroso y desinteresado. Es lo que sucede hoy con los profetas del "sin sentido" y la desesperación; paladines del "pensamiento débil" y del nihilismo.