Venezuela: retos de un país petrolero al diversificar su economía reducir su vulnerabilidad externa
Abstract
Venezuela is one of the first oil-producing countries of the world, with huge reserves of conventional and extra-heavy oil and natural gas.TheVenezuelan oil legislation aimed to increase fiscal revenues since the very beginning of the oil exploitation in the country. The nationalization of the industry in 1975 added a new goal: the redistribution of wealth among Venezuelan society. But it provoked a rent seeking mentality dependent on oil, and preventing the diversification of Venezuelan economy after ninety years of activities. On the contrary, it has become more dependent than ever in the oil industry. The policies decided during the present decade have substituted the policies adopted in the 90´s, oriented to internationalize the industry and to expand the production through association with private capital. The new direction has strengthened the predominance
of the State and changed the technical character of Petroleos de Venezuela SA, PDVSA (state owned firm in charge of oil activities), which has turned out in inefficiencies, low investment and fall in the oil production.
The deterioration of Venezuela internal economic system has forced the increase of imports. Public expenditures are now the engine of the economy, further aiding wasteful consumption and inflation. In addition,
the oil has become the column of the country´s international diplomacy, which involves high foreign commitments, plus enormous domestic subsidies than threaten the fiscal sustainability of the country at medium and long term. Venezuela es uno de los primeros países productores de petróleo del mundo, con cuantiosas reservas de petróleo convencional, ultrapasado y de gas natural. La legislación petrolera venezolana evolucionó desde los inicios de la industria con miras a incrementar los ingresos fiscales, hasta la nacionalización de la industria en 1975, y así buscar la redistribución de los ingresos en la sociedad. Pero ello generó una mentalidad rentista y, después de noventa años, el país no ha logrado diversificar su economía sino que, por el contrario, es hoy más dependiente del petróleo. Las políticas adoptadas durante la presente década sustituyeron las diseñadas en los años 90 para internacionalizar la industria y expandir la producción en asociación con capital privado. Ello ha afianzado el predominio del Estado, además de haberse modificado la conducción meritocrática de Petróleos de Venezuela S.A., PDVSA, lo cual ha tenido como resultado ineficiencias, baja inversión y caída de la producción petrolera. El deterioro del aparato productivo interno venezolano ha obligado al aumento de las importaciones. El gasto público constituye el motor de la economía y ello potencia el consumo y la inflación. Además, el petróleo como eje de la diplomacia implica crecientes compromisos internacionales, los cuales, sumados a subsidios internos de dimensión inconmensurable, amenazan la sostenibilidad fiscal del país hacia el mediano y largo plazo.