Abstract
El deporte es un fenómeno social en expansión, y inmersa en la configuración del proceso de la civilización misma, es decir, como un proceso cultural determinado por circunstancias del contexto social y de las figuraciones dadas por las interrelaciones humanas (Elias & Dunning, 1996, pp. 157-183; 2000, p. 316). Por tanto, al percatarse del relieve social que ha adquirido el deporte, los Estados han adoptado posturas respecto al tema, sobre todo por las marcadas influencias de bienestar social. En tiempos modernos, como fenómeno social universal, como lo introduce Vásquez (1991, p. 112), el deporte se convirtió en “asunto de Estado” al integrarse en 1968 al marco fundamental de las constituciones modernas.